Por qué la ideología del libre mercado es una doble mentira

El mercado libre, al parecer, no tiene que ver con la libertad. Se trata de poder.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en esta web por Blair Fix

Como animales sociales que somos, los humanos vivimos y morimos por según el éxito que tengan nuestros grupos. Esto plantea un dilema. Lo que es mejor para el grupo no suele ser lo mejor para los individuos del grupo. Si estás rodeado de un grupo de individuos que confían en ti, lo mejor para ti es mentir y engañar. Aumentarás tu bienestar relativo. Y en términos evolutivos, eso es lo que importa.

Dado que el comportamiento egoísta suele ser ventajoso, ¿por qué no hay más mentirosos y tramposos? Una de las razones, paradójicamente, es que nos mentimos a nosotras mismas. Nos decimos a nosotras mismas que lo que es mejor para los grupos es también lo mejor para los individuos dentro del grupo. Lo llamaré la noble mentira prosocial.

Propagar esta noble mentira, creo, es una de las principales funciones de las ideologías. Una buena ideología convence a los individuos de que el comportamiento desinteresado es en su propio interés. Esto promueve el comportamiento prosocial, haciendo que los grupos estén más cohesionados. Y como los grupos cohesionados tienden a superar a los no cohesionados, la noble mentira tiende a expandirse.

Dados los beneficios de equiparar el altruismo con el interés propio, se podría pensar que todas las ideologías lo harían. Sin embargo, algunas hacen lo contrario. Promueven el comportamiento egoísta como algo bueno para el grupo. Lo llamaré la Mentira Maquiavélica.

He aquí la paradoja. La Mentira Maquiavélica debería ser corrosiva para la cohesión social. Así que uno esperaría que la selección de grupo la eliminara. Pero para una Mentira Maquiavélica, eso no es lo que sucedió. En lugar de extinguirse, esta mentira ha prosperado. De hecho, se ha convertido en la ideología dominante de nuestro tiempo. ¿De qué se trata?

La creencia en el libre mercado.

La ideología del libre mercado afirma que para ayudar a la sociedad, debemos ayudarnos a nosotros mismos. Si todas actuamos de forma egoísta, la mano invisible hará que todas estemos mejor. Así que aquí tenemos una ideología que promueve el egoísmo en nombre del beneficio del grupo. Es una Mentira Maquiavélica que debería ser corrosiva para la cohesión social. Y sin embargo, el pensamiento de libre mercado ha vencido a muchas otras ideologías. ¿Cómo puede ser esto?

Esto es lo que creo que ocurre. La ideología del libre mercado, propongo, es una doble mentira.

Primero, es una mentira en el sentido de que su afirmación central es falsa. Actuar de forma egoísta no maximiza el bienestar del grupo. La teoría evolutiva moderna lo deja claro. En segundo lugar, y de forma más sutil, el pensamiento del libre mercado es una mentira en el sentido de que no conduce a una mayor libertad y autonomía. Todo lo contrario. La evidencia sugiere que el pensamiento de libre mercado en realidad conduce a una mayor obediencia y subordinación. La propagación del pensamiento de libre mercado va de la mano del crecimiento de la jerarquía.

Así que el mercado libre, al parecer, no tiene que ver con la libertad. Se trata de poder. El pensamiento del libre mercado tiene éxito, sostengo, porque utiliza el lenguaje de la libertad para encubrir la acumulación de poder.

El interés del grupo frente al interés propio

Comenzaremos nuestro viaje por el pensamiento del libre mercado despejando su concepto central. El comportamiento egoísta de los individuos no es mágicamente bueno para el grupo. La teoría evolutiva moderna lo deja claro.

Según la teoría de la selección multinivel, siempre hay una desconexión entre los intereses de un grupo y los intereses de los individuos dentro del grupo. Esta desconexión parece extraña al principio. Después de todo, ¿lo que es bueno para un grupo no es también bueno para los individuos dentro del grupo?

La respuesta es sí y no. Sí en el sentido de que cuando un grupo tiene éxito, eso es bueno para todos los miembros del grupo. Pero no, en el sentido de que a la evolución no le importa el bienestar absoluto. Le importa el bienestar relativo. Claro, la mejor estrategia puede ser que los individuos cooperen en grupo. Pero en términos relativos, es mejor que los individuos del grupo actúen de forma egoísta. Aumentarán su bienestar en relación con otros en el grupo. Y en términos de propagación de genes, esta ventaja relativa es lo que importa.

Así que para que los grupos tengan éxito, deben suprimir el comportamiento egoísta de los individuos. Hay muchas formas de hacerlo, pero la más común es probablemente el castigo. Para fomentar el comportamiento altruista, los grupos castigan a los individuos egoístas. Los grupos humanos lo hacen. Los grupos de animales lo hacen. Incluso los grupos celulares lo hacen. En este momento, tu sistema inmunitario está eliminando las células desviadas (cáncer incipiente) que, si se dejaran, te matarían.

Pero mientras que castigar la desviación es universal para todos los organismos sociales, los humanos han desarrollado un método para suprimir el egoísmo que es único. Para promover el comportamiento prosocial, aprovechamos el poder de las ideas. Nos mentimos a nosotros mismos.

Altruismo mediante el autoengaño

Cuando se trata de promover el altruismo, no nos decimos a nosotras mismas la verdad, que es ésta: el comportamiento de servicio al grupo implica sacrificio. Para ser altruista, debes reducir tu bienestar relativo respecto a la que tendrías si fueras egoísta. Pocas ideologías reconocen esta verdad. Las que lo hacen, no duran mucho.

Pensemos en la fallida ideología promovida por el filósofo francés Auguste Comte. A mediados del siglo XIX, Comte abogó por una nueva “Religión de la Humanidad”. Su objetivo sería sencillo: promover el altruismo. La religión celebraría el hecho de poner las necesidades del grupo por encima del interés propio. Así es como Thomas Dixon resume el pensamiento de Comte:

El “gran problema de la vida humana” para Comte era cómo organizar la sociedad para que el egoísmo se subordinara al altruismo. El objetivo de la Religión de la Humanidad era resolver este problema mediante la organización social y las devociones religiosas individuales. [1]

A primera vista, la religión de Comte parece poco llamativa. Como la mayoría de las religiones, celebra el desinterés. ¿Por qué, entonces, fracasó? Una mirada más atenta revela una diferencia clave. La “Religión de la Humanidad” de Comte presentaba el altruismo como un win loss – un beneficio para el grupo y una pérdida para el individuo. Las religiones de éxito, sin embargo, presentan el altruismo como una victoria. Afirman que el altruismo es bueno para el grupo y para uno mismo.

Probablemente se puede ver por qué esta noble mentira es más potente que la verdad de Comte. Pocas de nosotras somos completamente desinteresadas. Así que no hay mejor manera de motivar el comportamiento prosocial que apelar a nuestro propio interés.

El biólogo David Sloan Wilson sostiene que esta noble mentira prosocial forma parte de la mayoría de las ideologías de éxito. Es algo que, en términos evolutivos, no sorprende. Las ideas que tienen éxito no necesitan respetar la verdad. Aquí está Wilson:

Los grupos gobernados por sistemas de creencias que internalizan el control social pueden tener mucho más éxito que los grupos que deben depender de formas externas de control social. Por todas estas (y probablemente otras) razones, podemos esperar que muchos sistemas de creencias sean masivamente ficticios en su representación del mundo. David Sloan Wilson en Darwin’s Cathedral.

La mayoría de las ideologías, al parecer, han convergido en la misma “ficción masiva”. Alinean el altruismo con el interés propio.

En su libro ¿Existe el altruismo?, Wilson analiza más a fondo este engaño utilizando el ejemplo de los huteritas. Los huteritas son una secta comunal de protestantes que viven en el oeste de Canadá y Estados Unidos. Como comuneros, los huteritas valoran el comportamiento de servicio al grupo. Pero no presentan este comportamiento como una pérdida para el individuo. Por el contrario, los huteritas creen que lo que es bueno para el grupo también es bueno para el individuo.

La figura 1 muestra el análisis de Wilson sobre las creencias huteritas. En ella, representa los valores morales en una escala bidimensional. La escala horizontal clasifica los beneficios de un comportamiento para los individuos. La escala vertical clasifica los beneficios para los demás (es decir, el grupo). Según la cosmovisión huterita, las acciones que son buenas para el grupo también son buenas para los individuos. A la inversa, las acciones que son malas para el grupo también son malas para los individuos.

Figura 1: La visión del mundo de los huteritas. Esta figura muestra el análisis de David Sloan Wilson sobre las creencias huteritas. Fuente: ¿Existe el altruismo?

La cosmovisión huterita muestra la noble mentira prosocial en acción. Los huteritas fomentan el comportamiento prosocial presentándolo como lo mejor para el individuo. Es fácil ver por qué han adoptado esta visión del mundo. Representar el altruismo como una victoria tanto para el individuo como para el grupo es un poderoso motivador para la cohesión del grupo.

In selfishness we trust (En el egoísmo confiamos)

Aunque todavía no se ha realizado una investigación rigurosa, sospecho que la mayoría de las ideologías son similares al sistema de creencias huteritas. Si las trazamos en la escala 2D de Wilson, encontraríamos que los comportamientos que son buenos para el grupo se presentan como buenos para el individuo.

Curiosamente, el pensamiento del libre mercado no es una excepción a esta regla, al menos a primera vista. Utilizando las creencias de Ayn Rand como ejemplo de pensamiento de libre mercado, David Sloan Wilson encuentra algo sorprendente. Aunque es rabiosamente anticomunista, la visión del mundo de Rand parece similar a la de los huteritas.

La figura 2 lo explica. Como en el caso de los huteritas, la visión del mundo de Rand no contiene zonas grises. Todos los valores son buenos para los individuos y los grupos, o malos para los individuos y los grupos.

Figura 2: La visión del mundo de Ayn Rand. Esta figura muestra el análisis de David Sloan Wilson sobre las creencias de Ayn Rand. Fuente: ¿Existe el altruismo?

Sin embargo, un examen más detallado de la figura 2 revela una gran diferencia entre el libertarismo de Rand y el comunalismo huterita. Los huteritas describen el comportamiento prosocial (cosas como la comunidad y la ayuda mutua) como algo bueno para el individuo. Esta es la noble mentira prosocial. Pero Ayn Rand retrata el comportamiento antisocial (cosas como el egoísmo y el egocentrismo) como algo bueno para el grupo. Esta es la Mentira Maquiavélica.

Según la teoría evolutiva, la Mentira Maquiavélica de Rand debería ser corrosiva para la cohesión del grupo. Promueve (en lugar de desalentar) el comportamiento egoísta. Eso es lo contrario de lo que deben hacer los grupos exitosos. Entonces, ¿por qué esta mentira del libre mercado está tan extendida en la sociedad moderna?

Una posibilidad es que el pensamiento del libre mercado es corrosivo para la cohesión del grupo. Esto significa que la difusión de los valores libertarianos está socavando lentamente los vínculos sociales. Si esto es cierto, es sólo cuestión de tiempo que la sociedad (a) encuentre una ideología mejor; o (b) se derrumbe bajo el atomismo del pensamiento de libre mercado.

Este razonamiento, lo admito, es mi forma de pensar por defecto sobre el libre mercado. Pero me he convencido de que es erróneo. El problema es que toma las afirmaciones de la ideología del libre mercado al pie de la letra. La ideología del libre mercado afirma que promueve el egoísmo y el interés propio. Así que se podría pensar que la adopción de estos valores conduciría a una sociedad atomista y antisocial. Esto es lógico, plausible y (creo) erróneo.

El problema es sencillo. Si las ideologías son “ficciones masivas” (como sostiene David Sloan Wilson), no deberíamos tomar sus afirmaciones al pie de la letra. Lo que una ideología dice hacer será diferente de lo que realmente hace. Esta divergencia entre las afirmaciones y las acciones, creo, es la razón por la que el pensamiento del libre mercado ha tenido tanto éxito. La ideología del libre mercado afirma que promueve la autonomía y la independencia. Pero en realidad, promueve la obediencia y el servilismo. Así que sí, el pensamiento de libre mercado es una mentira. Pero no es la mentira que tú crees que es.

El altruismo a través de las relaciones de poder

A primera vista, el pensamiento del libre mercado parece desalentar el altruismo. Pero, ¿y si en realidad motiva el altruismo?

Para entender esta última afirmación, tenemos que repensar lo que entendemos por “altruismo”. Solemos pensar en el altruismo en términos de actos de bondad. Soy altruista, por ejemplo, si doy dinero a los pobres. Pero hay otras formas de altruismo que tienen poco que ver con la bondad. En términos evolutivos, el altruismo es cualquier comportamiento que beneficia al grupo a costa del individuo. Aunque no solemos pensar en ello, las relaciones de poder son un tipo de altruismo.

En una relación de poder, una persona se somete a la voluntad de otra. Bob se somete a Alice. Al hacerlo, Bob sacrifica su propio bienestar en beneficio de Alice. Eso es altruismo. Pero si la sumisión de Bob sólo beneficiara a Alice, sería un callejón sin salida evolutivo. Los Bobs del mundo se extinguirían, habiendo dado todos sus recursos a las Alices. Dado que las relaciones de poder no se han extinguido, debe ocurrir algo más.

Aunque las relaciones de poder son unilaterales, pueden (en las circunstancias adecuadas) beneficiar tanto al amo como al siervo. Este beneficio se produce cuando los grupos compiten. Al concentrar el poder en un único líder, un grupo grande puede actuar de forma cohesionada de una manera que de otro modo sería imposible. Si este grupo cohesionado vence a sus competidores, el altruismo de los subordinados se ve recompensado. Para un análisis en profundidad de este principio, véase el libro de Peter Turchin Ultrasociety. (La advertencia aquí es que un líder despótico puede utilizar su poder para acaparar recursos, anulando cualquier beneficio para las bases. Eso es algo que discuto aquí y aquí).

Justificar el poder

Así que las relaciones de poder implican altruismo. ¿Qué tiene eso que ver con el libre mercado? A primera vista, nada. La ideología del libre mercado pretende defender la autonomía y la independencia. Estos valores son lo contrario de lo que se necesita para las relaciones de poder (sumisión y servilismo).

Sin embargo, no debemos tomar las afirmaciones de una ideología al pie de la letra. Sí, el pensamiento del libre mercado parece promover la autonomía. Pero lo que en realidad hace, creo, es encubrir la acumulación de poder. El pensamiento de libre mercado hace de forma encubierta lo que otras ideologías hacen abiertamente. Este encubrimiento puede ser la razón por la que el pensamiento de libre mercado es tan potente.

Si observamos las ideologías del pasado, veremos que predican abiertamente el servilismo y la sumisión. En otras palabras, promueven descaradamente las relaciones de poder. La religión huterita, por ejemplo, predica la “obediencia” y la “rendición” (Figura 1). La mayoría de las demás religiones hacen lo mismo. La iglesia católica proclama que los fieles deben dar obsequium religiosum -sumisión religiosa-. El islam va más allá, ya que su nombre se debe al acto de sumisión. En árabe, la palabra “Islam” significa “sumisión a Dios”.

Aunque las religiones predican abiertamente la obediencia, siguen empleando una treta poco disimulada. La obediencia que predican es siempre a Dios. Afortunadamente (para los gobernantes), Dios no da órdenes directamente. En cambio, tiene la costumbre de hablar a través de los poderosos. Y así, al predicar un orden celestial, la religión justifica inevitablemente uno terrenal.

Sin embargo, a diferencia de la religión, la ideología del libre mercado no predica la obediencia ni la sumisión. Todo lo contrario. Predica la libertad y la autonomía. ¿Cómo, entonces, puede el pensamiento del libre mercado promover las relaciones de poder? Es sencillo. La “libertad” del libre mercado es en realidad una forma de poder.

El poder como “libertad”

A primera vista, la libertad y el poder parecen ser opuestos. Pero si miramos más de cerca los dos conceptos, descubrimos que están relacionados. Para ver la similitud, hagamos un poco de filosofía moral. La libertad, tal y como yo la veo, tiene dos tipos. Hay libertad de, y hay libertad para.

La “libertad de” tiene que ver con las restricciones. Tu “libertad de” restringe lo que otras personas pueden hacer. Si eres libre de la discriminación, por ejemplo, los demás no pueden discriminar.

La “libertad para”, por el contrario, tiene que ver con el poder. Si soy libre de decir lo que pienso, tengo el poder de decir lo que quiero. Hay que admitir que la libertad de expresión es una forma de poder exigua. Pero la “libertad para” puede ampliarse hasta que sea una cuestión sobre el poder. La clave está en utilizar la “libertad” como artimaña para mandar a la gente.

He aquí un ejemplo. En la América del libre mercado, Jeff Bezos es “libre” de dirigir Amazon. Pero este uso de la palabra “libertad” es un doble lenguaje. Es un código para el poder de Bezos de dar órdenes a los empleados de Amazon.

Este doble lenguaje, creo, es la forma en que el pensamiento de libre mercado promueve las relaciones de poder. El lenguaje de la libertad proporciona un manto para la acumulación de poder. Los reyes feudales ejercían el poder. Pero los capitalistas modernos ejercen la “libertad”.

El discurso del libre mercado y el crecimiento de la jerarquía

Si la ideología del libre mercado promueve la acumulación de poder, entonces la difusión del pensamiento del libre mercado debería ir de la mano del crecimiento de la jerarquía. ¿Es así?

En Estados Unidos, la respuesta parece ser afirmativa. A medida que la ideología del libre mercado se extendió, el poder se concentró más. Las figuras 3 y 4 lo demuestran. Aquí utilizo la frecuencia de las palabras de libre mercado en el inglés estadounidense para medir la difusión de los ideales del libre mercado. Comparo esta frecuencia de palabras con dos medidas de jerarquía: (1) el tamaño relativo del gobierno; y (2) el tamaño relativo de la clase directiva.

Vamos a sumergirnos en los datos, empezando por el crecimiento del gobierno. En lo que respecta al gobierno, todos estamos de acuerdo en dos cosas. En primer lugar, los gobiernos son lo contrario del libre mercado. Son instituciones jerárquicas diseñadas para mandar y controlar. En segundo lugar, los gobiernos son el enemigo mortal proclamado de los partidarios del libre mercado.

Teniendo en cuenta estos dos hechos, se podría pensar que la difusión de la ideología del libre mercado limitaría el tamaño del gobierno. Pero en Estados Unidos no ha sido así. Por el contrario, a medida que se extendía el discurso del libre mercado, el gobierno de EE.UU. se hizo más grande (Figura 3).

Figura 3: El discurso del libre mercado y el crecimiento del gobierno estadounidense. El eje vertical muestra la frecuencia relativa de cada frase de libre mercado. El eje horizontal muestra el tamaño del gobierno estadounidense como porcentaje del empleo total. Ambos ejes utilizan escalas logarítmicas. Para conocer las fuentes de datos, véase [3].

¿Qué ocurre aquí? Una posibilidad es que la ideología del libre mercado sea simplemente ineficaz. Esto significa que los partidarios del libre mercado se oponen, como afirman, a la concentración de poder. Pero son impotentes para detener el crecimiento del gobierno. Todo lo que pueden hacer los partidarios del libre mercado es gritar más fuerte – sin éxito – sobre el milagro del mercado.

A los vendedores de la ideología del libre mercado probablemente les gustaría esta historia. Pero a mí me parece poco convincente. El problema es que se centra en el crecimiento de la jerarquía pública (gobierno). Pero ignora una forma de poder igualmente importante: la jerarquía privada.

Las empresas, como habrán notado, no utilizan el mercado para organizar sus actividades internas. Utilizan la jerarquía. Las empresas tienen una cadena de mando que dice a los empleados lo que tienen que hacer. Teniendo en cuenta este hecho, el crecimiento de las grandes empresas es un asalto al libre mercado tanto como el crecimiento del gobierno. Por lo tanto, antes de afirmar que el pensamiento del libre mercado es ineficaz, deberíamos ver cómo se relaciona con el crecimiento de la jerarquía privada.

Para medir el crecimiento de la jerarquía privada, utilizaré el tamaño de la clase directiva, es decir, la proporción de personas empleadas como “directivos”. Este es mi razonamiento. Los directivos trabajan en la cima de las jerarquías. Por tanto, el crecimiento de la clase directiva es sinónimo de crecimiento de la jerarquía y de la concentración de poder. (He aquí un sencillo modelo que lo demuestra).

Si observamos los datos sobre la gestión (Figura 4), vemos el fallo en la historia de que las ideas del libre mercado son ineficaces. Sí, el gobierno estadounidense creció a medida que se extendía el pensamiento del libre mercado. Pero el gobierno no fue la única forma de jerarquía que aparentemente se resistió a los ideales del libre mercado. Toda la clase directiva de EE.UU. creció. Así que no es sólo la jerarquía pública la que se extendió con el pensamiento del libre mercado. Es la jerarquía en general.

Figura 4: El discurso del libre mercado y el crecimiento de los directivos estadounidenses. El eje vertical muestra la frecuencia relativa de cada frase de libre mercado. El eje horizontal muestra el tamaño de la clase directiva estadounidense, medido como porcentaje del empleo total. Ambos ejes utilizan escalas logarítmicas. Para conocer las fuentes de datos, véase [3].

Ante esta evidencia, hay dos posibilidades:

– La ideología del libre mercado es notablemente ineficaz

– La ideología del libre mercado hace lo contrario de lo que afirma

Creo que deberíamos considerar seriamente esta última posibilidad. Sin embargo, hacerlo requiere romper con la mayor parte del pensamiento político-económico. Mientras que los economistas políticos han debatido sin cesar los méritos del libre mercado, pocos se han parado a preguntar: ¿el pensamiento del libre mercado conduce realmente a un mercado libre? La respuesta, paradójicamente, parece ser que no.

Esto tiene poco sentido si tomamos las ideas del libre mercado al pie de la letra. Pero tiene mucho sentido si tratamos la ideología del libre mercado como una “ficción masiva”, un conjunto de ideas que hace algo diferente de lo que afirma. El pensamiento del libre mercado es eficaz, creo, pero no para promover la libertad y la autonomía. Por el contrario, promueve el crecimiento de la jerarquía y la acumulación de poder.

Podemos dar sentido a esta aparente paradoja pensando en quién promueve el libre mercado. ¿Son los pequeños empresarios? Hasta cierto punto, probablemente sí. Pero a lo largo del último siglo, el número de trabajadores por cuenta propia cayó en picado (véase este artículo). Así que, o bien este grupo cada vez más reducido de personas gritaba cada vez más fuerte sobre el libre mercado, o bien alguna otra clase defendía estas ideas.

Esta es mi corazonada. Los defensores más acérrimos del libre mercado no son propietarios de pequeñas empresas. Son dueños de grandes corporaciones. Son personas como los hermanos Koch: capitalistas ricos que buscan aumentar su poder. Claro que promueven la “libertad”… pero en realidad no quieren un mercado libre. En su lugar, la “libertad” que buscan los líderes corporativos es la “libertad” de mando. Eso es un doble lenguaje para el poder.

Poder en nombre de la libertad.

El poder de las ideas

Durante gran parte del siglo pasado, la teoría evolutiva prestó poca atención al poder de las ideas. Se pensaba que la evolución se centraba sobre todo en los genes.

Afortunadamente (para los que nos preocupamos por las ideas), la investigación moderna está demostrando que esto no es cierto. Las antropólogas Carla Handley y Sarah Mathew descubrieron recientemente que la variación cultural entre grupos humanos es mucho mayor que la variación genética. En pocas palabras, esto significa que las ideas importan. Lo que pensamos probablemente afecta a nuestro comportamiento más que nuestros genes.

Los economistas, por su parte, siempre han reconocido el poder de las ideas. Pero lo han hecho de una manera peculiar. Entre los economistas, las ideas reciben el nombre de “preferencias”. Cada individuo, afirman los economistas, está dotado de un conjunto de preferencias que determinan completamente sus acciones. Dadas sus preferencias (que son fijas), actúa de forma que maximiza su utilidad. El comportamiento humano explicado.

O no.

Aquí hay dos grandes problemas. En primer lugar, los economistas suponen que conocemos nuestras preferencias. Pero esto no siempre es cierto. La evolución produce a menudo lo que el filósofo Daniel Dennett llama “competencia sin comprensión”. Un organismo puede ser competente para sobrevivir sin saber lo que hace. Es lo que se llama instinto, y no deja lugar a las “preferencias” conscientes.

En segundo lugar, la teoría económica no deja lugar al autoengaño. Un agente que maximiza la utilidad no puede tener preferencias que vayan en contra de su propio interés. Eso contradiría la premisa del modelo. En cambio, la teoría evolutiva moderna deja claro que nuestras ideas pueden ser ilusorias. De hecho, es de esperar que haya una desconexión entre las ideas y la realidad.

La razón es que la vida humana está marcada por una tensión fundamental. Somos animales sociales que compiten en grupo. Por el bien de nuestro grupo, es mejor que actuemos de forma altruista. Pero por nuestro propio bien, es mejor ser un bastardo egoísta. Cómo suprimir este comportamiento egoísta es el problema fundamental de la vida social. [4]

La solución que la mayoría de las culturas han encontrado es la mentira. Nos convencemos de que el comportamiento prosocial es bueno para el yo. Sin embargo, la ideología del libre mercado parece contradecir esta tendencia. En lugar de predicar los méritos de la comunidad y la hermandad, predica los méritos del egoísmo y la codicia. ¿Cómo puede ser eso bueno para el grupo?

Es posible que no lo sea. Las ideas del libre mercado pueden ser tóxicas para los grupos. Pero hay otra posibilidad, una que creo que deberíamos tomar en serio. La alternativa es que las ideas de libre mercado promuevan el altruismo… pero no del tipo que estamos acostumbrados a pensar. Promueven el altruismo a través de las relaciones de poder. Y lo hacen a través de un doble lenguaje. La ideología del libre mercado utiliza el lenguaje de la “libertad” para promover la acumulación de poder.

Pensar de este modo nos permite situar la historia de la humanidad bajo una luz diferente. Si la cohesión del grupo requiere una noble mentira prosocial, entonces la evolución cultural significa encontrar formas cada vez más convincentes de engañarnos a nosotros mismos. El “mercado libre” puede ser el engaño por excelencia hasta ahora.

Notas

[1] Este pasaje de Thomas Dixon pertenece al capítulo de su libro titulado The invention of altruism: Auguste Comte’s positive polity and respectable unbelief in Victorian Britain. Lo he citado del libro de David Sloan Wilson Does Altruism Exist?.

[2] Mi reflexión sobre el poder y la libertad se inspira en una conversación que mantuve con Jonathan Nitzan. Al hablar del dogma del libre mercado de economistas como Milton Friedman, Jonathan señaló que esta ideología hacía lo contrario de lo que afirmaba. Promovía la libertad. Pero al hacerlo, en realidad legitimaba el poder capitalista. Así que la ideología del libre mercado, observó Jonathan, trataba del “poder en nombre de la libertad”.

[3] Fuentes de datos para las figuras 3 y 4. La frecuencia de las palabras “mercado libre” procede del Google Ngram corpus del inglés americano. Los datos sobre el porcentaje de empleo de los directivos estadounidenses proceden de:

De 1860 a 1990: Estadísticas históricas de Estados Unidos, Tabla Ba 1033-1046
De 1990 a la actualidad: Serie LNU02032453 de la Oficina de Estadísticas Laborales (empleo directivo) dividida por la serie 6.8D de la Oficina de Análisis Económico (total de personas dedicadas a la producción).

Los datos de la cuota de empleo del gobierno de EE.UU. provienen de:

1890 a 1928: Estadísticas históricas de Estados Unidos, Tabla Ba 470-477
De 1929 a la actualidad: Bureau of Economic Analysis series 6.8A-D (total de personas dedicadas a la producción)

[4] ‘The fundamental problem of social life’. Esta es la frase de David Sloan Wilson y Edward O. Wilson, utilizada en su histórico documento Rethinking the Theoretical Foundation of Sociobiology.

Lectura recomendada:

Dennett, D. C. (1995). Darwin’s dangerous idea: Evolution and the meanings of life. London: Penguin Books.

Dixon, T. (2005). The invention of altruism: Auguste Comte’s positive polity and respectable unbelief in Victorian Britain (D. M. Knight & M. D. Eddy, Eds.). Ashgate.

Fix, B. (2017). Energy and institution size. PLOS ONE12(2), e0171823. https://doi.org/doi:10.1371/journal. pone.0171823

Fix, B. (2019). An evolutionary theory of resource distribution. Real-World Economics Review, (90), 65–97. http://www.paecon.net/PAEReview/issue90/Fix90.pdf

Handley, C., & Mathew, S. (2020). Human large-scale cooperation as a product of competition between cultural groups. Nature Communications11(1), 1–9.

Nitzan, J., & Bichler, S. (2009). Capital as power: A study of order and creorder. New York: Routledge.

Sober, E., & Wilson, D. S. (1999). Unto others: The evolution and psychology of unselfish behavior. Harvard University Press.

Turchin, P. (2016). Ultrasociety: How 10,000 years of war made humans the greatest cooperators on earth. Chaplin, Connecticut: Beresta Books.

Wilson, D. S. (2010). Darwin’s cathedral: Evolution, religion, and the nature of society. University of Chicago Press.

Wilson, D. S. (2015). Does altruism exist? Culture, genes, and the welfare of others. Yale University Press.

Wilson, D. S., & Wilson, E. O. (2007). Rethinking the theoretical foundation of sociobiology. The Quarterly Review of Biology82(4), 327–348.

Endika -ri buruz

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